El Poder de la Madera y el Añejamiento del vino
La crianza en barrica es uno de los elementos objetivos que augura a un vino una larga vida. Consiste en domar la bravosidad del vino nuevo, en redondearle las aristas que presenta y en darle el acabado que lo vuelva atractivo, aportando sabores y aromas balsámicos y ahumados y es por ello que la misma goza de tan buena prensa. Aunque sería más apropiado referirse a la barrica u otros recipientes utilizados como el tonel o la cuba, como elementos cuya función elemental es estabilizar el vino para permitirle longevidad. El roble con que están hechos estos recipientes le aporta al vino una serie de elementos que van de los taninos de la madera a los aromas, pasando por una gama de sabores más acabados y redondos, aterciopelando el paladar.
La crianza en roble nuevo le confiere al vino color más intenso y estable en el tiempo. Su aroma se vuelve más complejo adquiriendo matices de vainilla, coco, canela y notas ahumadas entre las más destacadas. Estos son los denominados aromas terciarios. Existen barricas de roble francés y roble americano cuya principal diferencia reside fundamentalmente en la porosidad de la madera.
La forma y el tamaño de la barrica también impactan sobre el vino permitiendo o no una adecuada oxigenación. El tamaño estándar es de 225 lts cuyo origen es de Burdeos. Una vez concluida la crianza, el vino es conducido desde las barricas hacia los depósitos de almacenamiento y homogenización de la línea de fraccionado. El llenado de las botellas y la puesta del tapón (encorchado) se realiza en una atmósfera inerte y bajo estrictos controles de calidad garantizando la asepsia de todo el proceso, el cual es denominado Embotellado. Es durante el añejamiento llevado a cabo en la botella que el vino, al abrigo del aire, da lo mejor de si. Los largos años en botella transforman esa génesis de aromas primarios, (los del varietal), secundarios (los de la fermentación) y los terciarios (los de la barrica) en el BOUQUET. Su sabor se redondea disminuyendo la astringencia de sus taninos y dominando los Brios de su juventud. En ocasiones se libera al mercado vinos con grandes posibilidades de mejorar con una cierta guarda dejando al consumidor la elección de beber estos vinos o añejarlos bajo su tutela.
Cabe destacar que no todos los vinos son aptos para guardas prolongas, cada uno tiene un momento óptimo para ser bebido, lo curioso es determinar cuál es el momento justo para abrir la botella atesorada.
Hasta la próxima!
Nota por Andrea Sepag (Sommelier de Barrel Vinos)